A los chicos y chicas que atendemos en la casa hogar y el centro de día mejoramos su alimentación, dándoles platillos balanceados y ricos; damos atención a sus problemas de salud física y emocional y fomentamos su salud con el ejercicio cotidiano. Aprenden a expresar sus ideas, sus emociones y sus historias, así como a mejorar sus relaciones personales, cambiar sus hábitos, sus costumbres y su forma de comunicarse con los otros.

Los habilitamos para producir artículos artesanales que les den las bases para un oficio, con los talleres de artesanías en papel, joyería artesanal y panadería.

El trabajo en la casa hogar también modifica las relaciones entre hombres y mujeres. Contamos con una población mayoritaria de mujeres. Nuestra experiencia en la casa hogar nos ha mostrado que se reproducen las relaciones inequitativas entre varones y mujeres; por ejemplo los chicos mandan a las mujeres de la casa hogar a que laven su ropa, ellos pueden tener dos “novias” o “más”, a ellos les deben lavar los trastes. Estas situaciones cotidianas la cambiamos, ya que independientemente del género, todos deben colaborar en la casa hogar haciendo las mismas tareas.